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sábado, 19 de junio de 2010

Inmediato

Despertar sin tener un sentido de inmediatez, eso es lo que hago, pero que bastardo me he vuelto sin padre de manos que crean, sin madre de vientre que conciba, sin apellido que reemplace los vacíos que el nombre suprimido de súbito dejó. Abren la puerta de mi habitación, vamos levántate ya es tarde, báñate, vístete, desayuna, ve al liceo. Un minuto más como gotera, otro minuto transcurre y luego de un salto pongo un pie sobre la madera, helada, fría como el seno de una montaña y busco entre las tardes arreboladas hundiéndose bajo la cama las abrigadoras alpargatas. Las pongo obviamente en los pies, cambiando de rutina las pondría en las manos, pero no, hay que ser rápido, hay que correr al baño, abrir las cortinas, dar el agua y entrar, finalmente, desnudo de ropas y vestido, aún, de sueños.
Mantener el ayuno, misión imposible, ya está todo dispuesto y providenciado para entrar a mi boca, de hecho he despertado a mis células, que ya han comenzado sus múltiples trabajos. Soy un universo despierto y la comida me hace estar en expansión. Pero vamos, vamos al liceo, hay que llegar temprano.

Grandes logros queremos alcanzar. Ya dejé esos caminos. Lujos, un perro grande, una casa con piscina, unos hijos, una copa de vino. Ya dejé esos caminos. Poco me importa si tengo algo hoy entre mis manos, si tengo mañana algo entre las palmas, si tuve algo ayer y lo solté. Todo lo que toco, deja de ser inmediato, lo hago mío, lo hago inerte, quizás un poco de muerte, pero eso bien le queda. Así ando por la vida con personas en el cuerpo, con regalos adheridos, con los pensamientos bien puestos en la cabeza y algunos recuerdos por ahí por el corazón. Lo tengo todo a mano, inmediato dirías, sí inmediato, pero sin importar el tiempo, es inmediato en su ubicación, no en su duración ni demora, es inmediato para mí, a cada hora a cada instante. ¿qué es lo que hablo? ah, lo inmediato... fundido y constante, cercano y verdadero. Odio la inmediatez, odio la rutina, la practico, le rindo culto y salgo. Porque sólo le obedezco como si fuera un tirano. En cuerpo para no ser torturado, pero mi mente bien se aislado de esta dictadura. Ahora valentía... no, no ahora, -no de inmediato-. Tenme presente valentía, hazme tuyo, hazte mía. Impúlsame desde adentro hacia afuera, sentimiento, motor del cuerpo. Si estoy al borde de un abismo, no me agarres el hombro, no me salves hacia la tierra, empújame a lo oscuro si luego sueltas a las luciérnagas.

jueves, 17 de junio de 2010

Estoy desnudo

Copiosamente cae la lluvia sobre la ciudad de los charcos, tan fuerte como las cejas de un viejo fruncidas de forma descomunal, peludas y frondosas, ásperas y canosas; grandes cejas negras apretadas secas y sin vientos. Al contrario un huracán azota de murallas a paraguas, de árboles a pilares. Nubes negras fruncidas cual ceño estrujándose entre ellas.
Está gris el cielo, cian oscuro el suelo. Estoy helado como un hielo, sin abrigos que me vistan, sin amigos que me abracen: desnudo en la escena.
Seres con paraguas a paso apresurado me avergüenzan cuando miran atentos a mi entrepierna descubierta, a mi torso escuálido y a los ojos tristones. Tengo hasta el interior de los párpados mojados... ¿sabrá la lluvia que fue ella quien los humedeció?, ¿sabrás tú que eres mi lluvia?
Tantas costureras, tantos sastres se ofrecieron a vestirme y yo alagado recibí sus ropas, las usé un par de días, luego vestí a los perros. Siempre esperando que fueras tú quien me vistiera. Te ofrecí hasta los hilos, hasta las telas. Te abracé como nadie lo hizo, con los brazos bien abiertos. Intenté robarte un beso montando mis labios sobre tu aliento alcohólico, pero tú cosiste mi boca.
Ahora estoy desnudo, porque boté toda mi ropa.
Pensé que no llovería nunca más.
Pensé que los rayos del sol erizados sobre el horizonte estarían ahí por siempre, mientras tú como un sol te hundías en el océano. Fallé. Sol que se esconde y que aparece. Sol que refugiado tras las nubes igual muestra algo de día. Sol de indiferencia atrayente, de cuerpo en llamas.
¿Y qué hay de cuando apareces? Soy gaviota en la puesta, tan... prescindible.
¡Si te miro me quemo, oh sol mío! Oh yo pensé que seríamos como mar y sol, uno dentro del otro. Pensé que seríamos viento y marea, si te mueves tú yo soy tu consecuencia. Jamás pensé ser sol y luna: imposibles de vernos. Jamás te vi como lluvia y yo piel desnuda. Quise verte caliente como el sol, suave como un abrigo, manos conmigo y compañía por siempre. Hoy eres agua, cayendo del cielo que es tu lugar, inundando sin piedad mi hogar, las calles de mi ciudad y hasta los perros que vestí. Porque quieres seguir viéndome desnudo, porque tienes un lugar privilegiado para verme sufriendo, porque si no tengo ropa, mi pecho es blanco de aprovechos y tus gotas caen estúpidas sobre el pálido cuerpo de éste estúpido que sobra.